Christian Poveda, director del documental “La vida loca” fue asesinado tras meterse de lleno en la banda La Dieciocho y la Mara Salvatrucha durante 16 meses.
Su interés por dar a conocer el lado más humano de los integrantes de las pandillas le llevó a la censura más extrema y violenta que se pueda cometer. Intentó mostrar el interés que sienten los jóvenes salvadoreños por integrarse en una pandilla violenta y asesina constituida por unas normas sociales internas, y de la misma forma, transmitir un mensaje de reinserción en la sociedad de los más jóvenes pandilleros.
El 2 de septiembre de 2009 le arrebataron la vida, pero no la voz. El derecho a informar sobre la realidad de las pandillas se convirtió en un desafío hacia su persona y cuatro balas terminaron con su existencia. Con el último documental que rodó se ganó el reconocimiento internacional, y su mensaje se ha difundido por diferentes salas de cine de todo el mundo.
Leticia L. A.